Los brotes de la Esclerosis Múltiple
La mayor parte de las personas con Esclerosis Múltiple debutan en la enfermedad con la forma ‘recurrente-remitente’ o en ‘brotes’, pero no todas tienen los mismos episodios, ni de la misma forma, a lo largo de su vida.
Los síntomas son variados y diferentes en cada persona así que, como norma general, es recomendable consultar cuanto antes con el o la neuróloga la aparición de síntomas o el agravamiento de los que ya tenían, para que pueda valorar si realmente es un brote o no y poner el tratamiento adecuado para acelerar la recuperación.
¿Qué es un brote en Esclerosis Múltiple?
Se denomina ‘brote’ a los síntomas que experimenta una persona como consecuencia de la aparición de una o varias lesiones desmielinizantes o por aumento de tamaño de una lesión previa.
¿Con qué frecuencia se produce?
La frecuencia de los brotes es mayor en las primeras fases de la enfermedad y con los años su frecuencia se reduce. La frecuencia, gravedad y síntomas concretos de un brote son muy variables de unas personas a otras y, a día de hoy, impredecibles.
¿Qué desencadena un brote?
La mayoría de los brotes se desarrollan sin un desencadenante, aunque hay factores que pueden favorecer su aparición, como las infecciones, algunas vacunas, el estrés y el periodo postparto.
¿Qué síntomas presentan?
La mayoría se producen por pérdida, normalmente parcial, de una función del sistema nervioso central. Aunque los síntomas son muy variados, casi nunca son debidos a un brote los de cabeza, los ataques epilépticos, la ceguera completa y la pérdida del lenguaje.
¿Cuáles son los más habituales?
- Síntomas sensitivos: pérdida de tacto, acartonamiento, hormigueos o calambres en una o varias extremidades, el tronco y/o la cara.
- Síntomas motores: debilidad en una o varias extremidades, pérdida de visión por un ojo, vértigos, dificultad para pronunciar o tragar, pérdida de equilibrio o mal control de los movimientos de las extremidades, visión doble y pérdida aguda del control de los esfínteres.
- Muchas veces se combinan varios de estos síntomas de formas diversas. La mayoría de los brotes son leves o moderados y casi nunca comprometen la vida de las personas.
¿La enfermedad se agrava solo si hay un brote?
No. Hay circunstancias en las que una persona con Esclerosis Múltiple puede experimentar un agravamiento de síntomas previos como consecuencia de un aumento de la temperatura corporal por fiebre, actividad física intensa, o un baño con agua muy caliente.
También el estrés psíquico puede tener el mismo efecto. Este agravamiento es transitorio y son lo que denominamos ‘pseudobrotes’. A veces, incluso para un neurólogo con experiencia, no es fácil saber si el paciente ha sufrido un brote o no.
¿Qué consecuencias tienen?
Pueden provocar síntomas nuevos, pero también pueden agravar síntomas que ya tenía la persona con Esclerosis Múltiple.
Los síntomas que produce un brote se desarrollan en horas y progresan en días. No suelen aparecer de forma instantánea, como sería, por ejemplo, el caso de un ictus.
Al cabo de unos días, estos síntomas, evolucionan hacia la mejoría, hacia la remisión, que puede ser completa o parcial.
Los síntomas que provoca el brote, por definición, han de durar al menos 24 horas y entre brotes sucesivos debe pasar al menos un mes para considerarlos brotes diferentes.
José Luis Sánchez Menoyo, Neurólogo, responsable de la consulta de Esclerosis Múltiple del Hospital de Galdakao-Usansolo.