Dormir menos de siete horas en la adolescencia aumenta el riesgo de padecer Esclerosis Múltiple
La mayoría de las personas adultas necesitan siete o más horas de sueño y en un horario similar todas las noches. Y no solo es una cuestión de horas. Es necesario que sea de calidad, en un horario constante, de forma que se note el descanso al despertar.
A los beneficios ya conocidos hasta ahora como reducir la frecuencia de enfermedades, mantener un peso saludable, disminuir el estrés y mejorar el estado de ánimo, se suma la prevención de padecer Esclerosis Múltiple.
Sueño preventivo
Según un estudio del Departamento de Neurociencia Clínica del Karolinska Institutet de Estocolmo (Suecia), publicado en la revista Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry, dormir poco y/o mal durante la adolescencia puede incrementar el riesgo de desarrollar Esclerosis Múltiple.
Según esta investigación el sueño reparador a una edad temprana, necesario para el funcionamiento inmunológico adecuado, puede ser un factor preventivo contra la enfermedad. El equipo investigador ha llegado a esta conclusión después de estudiar una población de más de 2.000 personas con Esclerosis Múltiple de hasta 70 años, diagnosticadas después de los 20 años. En concreto, calculan que dormir menos de 7-9 horas aumenta un 40% el riesgo de padecer esta enfermedad y hasta el 50% si no se tiene un buen descanso.
Buenos hábitos
No dormir bien y/o lo suficiente es más habitual de lo que parece. De hecho, se calcula que el 93% de la población de entre 12 y 15 años no tiene una buena higiene del sueño. Como cada etapa vital, esta tiene sus particularidades. Durante la adolescencia se producen cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales, que también afectan al patrón de sueño. Se produce, por ejemplo, un retraso normal del inicio del sueño y se necesita dormir más que durante los años anteriores. En este déficit influye también el inicio del uso de la tecnología que dificulta la conciliación del sueño.
Recomendaciones
- Evitar tomar bebidas estimulantes (café, bebidas de cola o energéticas o chocolate), sobre todo por la tarde y noche.
- Hacer ejercicio físico de forma regular, pero no en las horas previas a irse a la cama.
- Evitar las actividades que mantienen alerta (videojuegos, móvil) una hora antes de dormir. Las pantallas luminosas del móvil, la tableta o el televisor dificultan la conciliación del sueño y disminuyen su profundidad. Lo mejor es mantenerlos fuera del dormitorio cuando se vaya a dormir.
- Si se duerme siesta, debe ser corta (30-45 minutos) y a primera hora de la tarde.
- El tabaco, el alcohol y otras drogas tienen efectos nocivos sobre el sueño y sobre la propia salud en general.
- Promover un ambiente favorable para el sueño en el hogar al final de la tarde y en las primeras horas de la noche. Bajar la intensidad de las luces antes de ir a dormir y controlar la temperatura en los dormitorios puede ayudar.
- Enseñarles a relajarse y a expresar sus emociones ayudará también durante esta etapa de la vida.