Buceo adaptado, un paso más en la hidroterapia de rehabilitación para Esclerosis Múltiple
La hidroterapia es una de las terapias habituales de rehabilitación para personas con Esclerosis Múltiple. Estos ejercicios se realizan en un medio acuático, generalmente una piscina, pero con la cabeza fuera. ¿Qué pasa cuando esto se realiza debajo del agua, cuando la terapia se hace buceando? Que la cosa puede mejorar y mucho, a decir de quienes lo han probado.
En el agua
La flotabilidad que otorga el medio acuático ayuda a mover las extremidades con más facilidad y menos fatiga, favoreciendo la relajación muscular; y la viscosidad del agua, la resistencia que ofrece, permite fortalecer la musculatura y trabajar el equilibrio y la coordinación mejor que en un gimnasio. Además, en el agua es posible mantener la temperatura corporal baja aun realizando actividad en ella. Y está documentada la mejoría que produce en las habilidades y destrezas motoras, como la fuerza y el equilibrio, mejorando también la fatiga.
Debajo del agua: aumenta el tono muscular
ADEMBI ha puesto en marcha el primer proyecto piloto del Estado para documentar las ventajas del buceo en la rehabilitación de personas con Esclerosis Múltiple.
Erika Otxoa, coordinadora del Servicio de Rehabilitación en ADEMBI, da cuenta de ello. El ejercicio bajo el agua aporta «mucha más libertad de movimiento, relax, tranquilidad, control de la respiración», explica. La falta de gravedad es el gran aliado para conseguir el objetivo principal de la rehabilitación en el agua: «aumentar el tono muscular».
Actividad inclusiva
Este proyecto cuenta con la colaboración «totalmente altruista» de su equipo y del club de submarinismo Mundo Marino de Castro Urdiales, a través de la implicación de Juan Antonio Bañares, uno de sus miembros. Diagnosticado de Esclerosis Múltiple hace 11 años, el experimentado buceador sabe por experiencia propia las ventajas que reporta el ejercicio en el agua, donde sus problemas fatiga o sensibilidad se merman de forma importante. Además, destaca es «una actividad muy inclusiva», recomendada para cualquier persona con movilidad reducida, capaz de acercarse a la piscina o al mar.
Superar el reto
También da fe de ello Marisa Castro, usuaria de ADEMBI y para quien esta segunda experiencia de buceo ha sido muy satisfactoria, a pesar de que la primera vez que se sumergió aún no había tenido brotes de la enfermedad. Seguramente haya influido la sensibilidad y conocimientos de quienes le ayudaron a meterse bajo el agua. «Creía que me iba a cansar más, pero no fue así, además sentí mucha paz, tranquilidad, todo era más fácil, estaba menos rígida… me encantó y sé que me ayuda mucho», valora tras haber superado el reto de la piscina.
«Toda actividad realizada en un entorno natural tiene un beneficio emocional mayor», recuerda Erika Otxoa. «El submarinismo aporta cierta sensación de superar el reto y es un deporte social», añade Bañares.
¿Contraindicaciones? Más allá del coste que tienen las máscaras de respiración y la necesaria valoración previa de la persona, hay una inapelable: el miedo al agua. No está indicado en el caso de personas con hidrofobia porque, como señala Erika Otxoa, en ese caso el resultado es más contraproducente. Aunque Juan Antonio Bañares está dispuesto a ayudar a superarlo a quien quiera hacerlo. «Los vamos a acompañar y a tutelar en todo momento, con buceadores formados y experimentados, no perdemos de vista a nadie, van a estar seguros y van a poder disfrutar de un entorno como el mar, los peces…», anima.