La genética, la exposición solar o la dieta son algunos de los factores ambientales que inciden en el curso en la Esclerosis Múltiple. De forma aislada o conjunta influyen en el funcionamiento de la bioquímica y el sistema nervioso. La investigación científica actual trabaja en la evidencia de todos ellos, especialmente en el papel de la microbiota en el devenir de la enfermedad.
Fumar es un factor de riesgo para tener Esclerosis Múltiple
Fumar es un factor de riesgo para para tener Esclerosis Múltiple y es un factor de evolución más rápida de la enfermedad. Además, favorece la aparición de otras complicaciones e incluso mayores efectos secundarios en algunos fármacos. También en el caso de las y los fumadores pasivos.
La vitamina D y su influencia en la escala de dispacidad
La vitamina D es muy importante en la regulación del sistema inmune y necesita del sol para sintetizarse. En los estudios realizados por Biodonostia se ha detectado un valor deficiente de la vitamina D en un 80% de personas con Esclerosis Múltiple. No se sabe si por una menor exposición solar o por una conjunción de factores. Suplementado, los valores alcanzan la normalidad, pero se requieren estudios a largo plazo para ver si el déficit de vitamina D influye la escala de discapacidad.
La microbiota influye en la evolución de la enfermedad
La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo humano. Están en la piel, la nariz, en el intestino… Actualmente los estudios se centran en estas bacterias y microrganismos que están en el estómago.
Es casi como una huella dactilar, porque cada persona tiene una población específica. Cumple funciones metabólicas, de estructura y protectoras, muy importantes y es clave en la regulación del sistema inmune.
Tiene relación con el sistema nervioso central, por ello es el centro de muchas investigaciones relacionadas con la Esclerosis Múltiple.
Es un órgano más del cuerpo. Nacemos con ella y se mantiene estable desde los cuatro años, a lo largo de la vida, salvo en periodos de consumo de antibióticos, por ejemplo. A medida que envejecemos su diversidad cae.
Una microbiota sana es una microbiota diversa. La disbiosis -el desequilibrio bacteriano- se relaciona con bastantes enfermedades del sistema nervioso central como la Esclerosis Múltiple.
¿Qué afecta a la microbiota?
Fundamentalmente la dieta, aunque actualmente se estudian también los efectos de la mediación. La microbiota ha cambiado en los últimos 100 años producto de un mayor consumo de comida procesada y proteína de carne. En las investigaciones realizadas a este efecto se han detectado déficits como el bajo consumo de legumbres y fibra, el alto consumo de carnes rojas, alcohol, azúcares y grasas.
¿Qué se puede hacer para cambiar la microbiota?
Probióticos: El consumo de bacterias beneficiosas podría influir positivamente en la diversidad de la microbiota, pero aún está en estudio.
Cambio de dieta: no hay una dieta específica para la Esclerosis Múltiple, pero sí hay una pauta sana y bien conocida, la dieta mediterránea, que puede influir en la enfermedad a largo plazo. Se trata de comer sano, de manera más adecuada y equilibrada, con más legumbres y verduras y con menos carne y sal.
Trasplante de heces: actualmente se investiga si es una alternativa para colonizar y cambiar la microbiota de las personas con Esclerosis Múltiple y ver si influye en el curso de la enfermedad.
Fuente:
Efectos ambientales en el curso de la Esclerosis Múltiple
https://www.youtube.com/watch?v=nA6uShGq7tY
David Otaegui. Grupo de Esclerosis Múltiple de Biodonostia
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